En un momento socioeconómico complicado, es básico saber identificar y utilizar las herramientas de supervivencia laboral de las que dispongamos. ¡Aquí te damos algunas ideas!
Parece evidente que el panorama socioeconómico y laboral que se presenta en los próximos años no es alentador, y menos cuando no hemos tenido el tiempo suficiente para adquirir experiencia. Y es que según el último Informe de Adecco, ¡hasta un 78% de los reclutadores dan más importancia a la experiencia que a la formación en la selección de talento!
Pero no hay que venirse abajo, de cada dificultad pueden surgir oportunidades, y hay que estar muy atentos para saber utilizar todos los recursos que tengamos para encontrar nuestro lugar en el mercado laboral.
Contratos para la formación y el aprendizaje
¿Te suena de algo? Pues de entre todas las posibilidades que tienes, este tipo de contratos te puede interesar si eres mayor de 16 años y menor de 30 (franja de edad que se mantendrá vigente hasta que el índice de empleo sea inferior al 15%). Esta modalidad de contratación está destinada a favorecer la inserción laboral de los jóvenes, y a cuya finalización recibirás un certificado de profesionalidad. Uno de los requisitos será no tener estudios relacionados con el puesto de trabajo al que se opta, y en algunos casos también será obligatorio contar con algún estudio base como la ESO o bachiller.
Una buena opción para tener tu primer contrato laboral, sobre todo teniendo en cuenta que la duración puede ir desde los 6 meses hasta los 3 años.
Hoy en día además es una de las mejores opciones desde el punto de vista empresarial, pues para las empresas de menos de 250 trabajadores el coste de Seguridad Social es de 0 euros. ¡Apúntatelo!
Talleres de empleo
Existe otra modalidad de contrato para formación y aprendizaje dirigido a mayores de 25 años, quienes pueden solicitar apuntarse a los talleres de empleo que ofrece el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), y que consisten proyectos y actividades de 6 meses a 1 año de duración, en los que se combina formación y trabajo. Están promovidos por entidades públicas y por privadas sin ánimo de lucro, que facilitan la integración en el mercado de trabajo, tanto en el empleo por cuenta ajena como mediante la creación de proyectos empresariales o de economía social.
Contrato de prácticas en empresas
Estas prácticas de empresa son accesibles para personas entre 18 y 25 años, que en los últimos 5 años hayan finalizado estudios universitarios, una formación profesional o de grado medio o superior, o que esté en posesión un certificado de profesionalidad o estudios equivalentes. Así pues, las personas que accedan a dichas prácticas de empresa podrán demostrar experiencia en las funciones y labores desarrolladas en su puesto de empleo durante las prácticas. Además, te conectan directamente con el mundo laboral y te abre posibilidades y puertas dentro de la misma empresa.
Convenio de prácticas
Parece lo mismo que lo anterior, pero no lo es. Los convenios en prácticas están relacionados con los estudios universitarios, como parte de su formación, y actualmente los hay de 2 tipos; las prácticas externas curriculares, que son obligatorias, y las prácticas externas extracurriculares, que no forman parte del plan de estudios, pero que sin duda si acabas de finalizar tus estudios pueden interesarte para abrirte paso en el mundo laboral y ganar experiencia. ¡Quién sabe si tu próximo empleo puedes encontrarlo justo después de terminar tu carrera!
Voluntariados, proyectos sin ánimo de lucro y ONGs
¿Existe algo más auténtico que ayudar y trabajar por devoción y dedicación? Para muchas empresas puede ser un punto a favor el hecho de que el candidato al puesto de trabajo se muestre como persona activa y comprometida, valores que cada día cuentan más para las empresas. Pero lo más importante de ello es que, dependiendo de las funciones que hayas realizado como voluntario, puede contar como experiencia de cara a tu próxima oportunidad laboral. ¡Porque está claro que no todo es el dinero!
Haz un brainstorming de cosas relevantes que hayas hecho; trabajos por tu cuenta, eventos en las que hayas participado o actividades en las que tuviste que demostrar algo.
Y con esto nos referimos, por ejemplo, a aquellas clases de inglés con la que ayudaste a tus compañeros hace unos años, un concurso de retos informáticos en el que hayas participado, alguna actividad donde tuviste que demostrar destrezas y habilidades o ese reconocimiento que te dieron por haber resuelto de forma satisfactoria un objetivo. Cualquier cosa que pueda serte útil puede sumar.
Y lo más importante, todo trabajo por cuenta propia, ya sea como freelance o incluso actividades puntuales, también son ejemplos de experiencia.
Un amigo, puede ser tu trampolín, y un conocido, también.
Porque está claro que el boca a boca es lo más importante, y que puedes acceder a un puesto de empleo gracias a la recomendación de una persona. Todos estamos conectados entre todos (nos lo recuerda Linkedin) y es importante ponerse las gafas de “busca y captura” para establecer una red de contactos que te sirva de trampolín para tu próximo empleo. Recuerda también que las cartas de recomendación siguen siendo válidas y pueden serte de mucha ayuda. Eso sí, de demostrar que vales te debes encargar tú.
Y es que hay que abrocharse el cinturón porque en el mundo laboral se vienen muchas curvas, pero la motivación y el ingenio que utilices para encontrar tu sitio dependerá en gran medida de tu actitud y capacidad de resolución. ¡Así que ánimo y que el contrato te acompañe!