La subida de precio de los test de antígenos, la escasez del producto en farmacias y la variante Ómicron, provocan el caos en uno de los momentos más críticos.
Los precios de los test de antígenos se han disparado desde junio de este año, justo cuando el Gobierno aprobaba la medida que permitía que cualquier persona pudiera comprar en una farmacia su test para la detección del virus.
La situación no ha pasado por alto, y el Consejo General de Enfermería ha presentado una queja al Gobierno denunciando la grave especulación que se está produciendo con los test, y ha pedido que se regulen cuanto antes los precios para erradicar la diferencias entre unas farmacias y otras, que llega a ser de hasta el 200% en algunos casos.
«Observamos perplejos cómo en algunos establecimientos se ha aumentado el precio de las pruebas de antígenos más de la mitad en tan sólo dos días. Esto, una vez más, repercute y perjudica en el comprador final, el ciudadano de a pie», ha denunciado Pérez Raya, presidente del CGE.
Parece ser que la historia se repite y las oficinas de las farmacéuticas vuelven a aprovechar el tirón de alarmismo que provoca la pandemia, incrementando los precios y especulando con el mercado de los test, como ya hicieran con las mascarillas en el peor momento de la crisis sanitaria.
Uno de los principales motivos que llevan a esta situación es, evidentemente, el alto nivel de demanda que se está produciendo, ocasionada este año por la gran cantidad de contagios de la nueva variante Ómicron, sumado también a que nos encontramos en fechas señaladas y muchas familias quieren reunirse tomando las mayores precauciones posibles.
A los altos precios se le suma la escasez de antígenos
Y es que el problema no sólo está en los precios, ya que la escasez de test está afectando a decenas de ciudades en toda España, y ya ha provocado que numerosas farmacias hayan colgado el cartel de «agotados», algo que preocupa a los sanitarios y que también denuncian desde el CGE.
La situación es tal, que portales como Wallapop o Milanuncios se han convertido en un nuevo punto venta de antígenos, una realidad que abre la puerta a la compra-venta de un producto que se ha vuelto indispensable y que puede llegar a superar los 20 euros en el mercado negro. Una situación que choca de lleno con las medidas tomadas en otros países como Reino Unido donde los test de antígenos se envían a casa y son gratuitos.

Con este nivel de caos se intuye que tarde o temprano el Gobierno intervendrá para regular los precios. Aún quedan meses duros por delante y parece evidente que no se puede fomentar la responsabilidad y animar a la población a protegerse y tomar medidas de precaución, si no se les facilitan los medios para poder hacerlo.
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